La Frase De Estos Dias:

El hombre es una infinitamente pequeña copia de Dios. Bastante gloria es ésta para el hombre. A pesar de mi insignificancia, reconozco que Dios está en mí.
Victor Hugo

2 de noviembre de 2008

Günther de Amalfi

[...]Tuve casi un escalofrío al comprobar que únicamente ahora, después de cuatro días de marcha y de un combate trepidante, me había acordado de verificar que el objeto de la misión estuviese a salvo. Lanze un suspiro de alivio al comprobar que el mensaje no se había perdido, pero me reproche a mí mismo, ásperamente, por mi distracción, interrogándome acerca de las tremendas consecuencias que habrían podido derivarse de ello. A duras penas podía ya vencer el sueño, pero no faltaban más que unas pocas millas para alcanzar las murallas de Tiro.

Procure mantener alerta la atención, en estas últimas e insoportables horas de marcha, alternando dentro de sí oraciones con la repetición de los deberes que comportaba mi condición de caballero.
–¿Queréis ser por todos los días de vuestra vida siervo y esclavo de la Orden?
–me había sido preguntado por el gran Maestre en el momento de la iniciación.
–Si, señor –le había respondido–, si Dios quiere.
–¿Queréis, por todos los días de vuestra vida, abandonar vuestra voluntad y hacer sólo aquello que os será ordenado, sin poner impedimentos ni hacer ninguna pregunta?
–Sí, señor, si Dios quiere.
–¿Estáis casado o ligado a alguna mujer que pudiera reclamaros?
–No, a ninguna.
–Si ello sucediese, os restituiremos a esa mujer, después de haberos avergonzado delante de vuestros hermanos.
–No estoy ligado a ninguna mujer.
–¿Tenéis deudas que no podáis pagar?
–No.
–¿Pertenecéis o habéis pertenecido alguna vez a otra Orden?
–No, nunca.
–¿Pretendéis entrar en la caballería del Temple por simonía, intereses personales o vanidad?
–No, ciertamente. No.
–¿Estáis sano de cuerpo?
–Sí. –¿Habéis nacido de un matrimonio regular? ¿Sois hijo de un caballero y una dama?
–Sí, lo soy.
–Y entonces, ¿prometéis delante de Dios, y de Nuestra Señora la Virgen María, que, por todo el tiempo de vuestra vida, viviréis sin poseer nada?
–Sí, señor, lo prometo.
–¿Prometéis que, por todo el tiempo de vuestra vida, ayudaréis a conquistar o defender, con la fuerza y el poder que Dios os ha concedido, el santo territorio de Jerusalén?
–Si, señor, si Dios quiere.

Durante una noche entera había respondido de rodillas a las preguntas rituales; después, al alba, me había sido colocado sobre los hombros el manto blanco de la Orden y el maestro de ceremonias me había ayudado a levantar, comunicándome que mi deseo de entrar en la Orden había sido escuchado favorablemente....

2 comentarios:

JoCeLyNe dijo...

feliz cumple gün!

Flying_Ed dijo...

¿Y mi comentario mentándote la madre?
¡No a la censuraaaaaaaaa!

E.